sábado, 6 de diciembre de 2008

Las formas

"Qué pena contigo"- me contestó el colombiano cuando no pudo regalarme la candela que le solicité. Y es que el lenguaje es un universo de malentendidos que hacen de la comunicación una red de desencuentros tan esotéricos que lo interesante no resulta de la transparencia de las interacciones sino, por el contrario, de la búsqueda por hallar la riqueza de aquello que nos es ajeno e incomprensible a primera vista. Porque la expresión "qué pena contigo" significa allí en Bogotá unas sinceras disculpas; regalar a alguien algo implica hacer el favor de dar; y candela es, claro, encendedor. El lenguaje, las palabras, no son ingenuas y pueden expresar quizás el modo de hacer y de ser, el estilo de un pueblo, de un país, de una persona en particular. Expresiones como "qué pena contigo", "regalarme", "candela" resultan mucho más simpáticas y cálidas que "perdón", "darme" y "encendedor". Aunque tal vez para un extranjero las mismas expresiones nuestras generen también extrañeza y simpatía. Sería muy fructífero concentrarnos en el estudio de esas formas de expresión en tanto componente importantísimo al momento de comunicarnos. Estoy convencida de que si bien el contenido es lo que puede hacer de un comunicador una persona interesante u olvidable, son las formas, el modo de decir aquel contenido, lo que en definitiva determina el destino de la comunicación. Cuidemos las formas gente, si es que queremos vivir en un mundo de malentendidos pero también de afectos, tolerancia y aceptación por el otro.